Traemos a la sección de Oración por los Perseguidos la fe y la esperanza de aquellos hermanos nuestros que dan testimonio del amor y la misión evangelizadora entre los más pobres, aún incluso de ser perseguidos y marginados. La fe: deporte de riesgo
¿sabes lo único que nos piden?, que oremos por ellos. Una respuesta chocante para nosotros con nuestra mentalidad occidental educada en el pragmatismo y en creernos “superhéroes” a la salvación del mundo. Las sonrisas socarronas se multiplican cuando doy la misma contestación a muchos amigos con ojos que me dice: “vaya ingenuidad”. Es la prueba de la falta de fe que vivimos algunos que nos decimos cristianos. La oración, que es escuchar, hablar y estar con nuestro “jefe”, nos sitúa y resitúa siempre en el camino recto y en la misión a la que Él nos llama.
Todo cristiano necesita la oración para no perderse en su ego, en sus propios pensamientos y razonamientos, en sus propias interpretaciones, en sus propios caminos, en sus propias encerronas, en las modas, en construirse su propio mundo creyendo que construye el Reino de Dios…Toda oración verdadera te lleva sin remedio al compromiso. Una escucha atenta de Dios y de su voluntad nos hace ponernos con humildad y sencillez en camino. La oración es el primer paso del camino en la liberación de nuestros hermanos, ya que hay que estar primero con Aquel que verdaderamente libera.
El fruto de una buena oración cristiana no es el aislamiento de los demás, sino el amor y la misión, que muchas veces nos incomoda. No están equivocados nuestros hermanos perseguidos y encarcelados, saben que el comienzo y el final de sus tribulaciones están en Dios, que escucha el clamor de los oprimidos y a través de la oración mueve los corazones de los hombres, da fuerzas y ánimos para que los liberen.
Marco A. Escobar. Presidente del LT
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