Si quieres vivir tu compromiso cristiano dentro de la Familia Trinitaria.
Si te identificas con el carisma trinitario y su misión, si quieres profundizar su espiritualidad, formarte y vivir desde ella.
Si estás dispuest@ a compartir con otr@s laic@ s
La Familia Trinitaria es una comunidad eclesial formada por clérigos, laicos, monjas, religiosos y religiosas que llevan el nombre de la Trinidad y que reconocen como padre común a San Juan de Mata.
Juntos forman la “Casa de la Trinidad y de los cautivos”, comparten el carisma trinitario-redentor y desarrollan su misión: la glorificación de la Trinidad y la liberación de los cautivos de nuestro tiempo.
¿Cómo vive un laico trinitario?
Consagración peculiar a la Trinidad. La Trinidad redentora es la fuente, el modelo y el fin de nuestra vida al servicio de la liberación y la redención, en el ámbito cotidiano de nuestras relaciones humanas y de nuestras responsabilidades familiares, sociales y profesionales.
Vida fraterna. El trato sincero y abierto entre los miembros de la fraternidad, el diálogo interpersonal frecuente, la aceptación recíproca y el espíritu de servicio y de caridad, la participación en los acontecimientos familiares alegres o tristes, son expresiones y medios para fomentar la vida fraterna. Para que nuestra vida fraterna sea efectiva y pueda desarrollarse, es necesario suscitar y organizar encuentros y favorecer la participación de nuestras fiestas, de modo especial en la Santísima Trinidad.
Vida espiritual. Siguiendo la recomendación de Jesús, "hay que orar siempre", los laicos trinitarios tratamos de hallar momento de encuentro con Dios a través de la oración: personalmente y, en lo posible en la propia familia, en la fraternidad, en familia Trinitaria y en grupos de oración.
Vida apostÓlica. Directamente cuestionados por las realidades del mundo y atentos a los signo de los tiempos, los laicos trinitarios actuamos en los ámbitos de nuestra vida cotidiana: la familia y su entorno, el trabajo, la sociedad. Nuestras actividades se pueden llevar a cabo a través del compromiso en organizaciones caritativos-sociales, educativas, profesionales, sindicales y políticas. Fieles a las exigencias de nuestro carisma y en comunión con los demás miembros de la Familia Trinitaria, nos solidarizamos con aquellos que son despojados de su dignidad y privados de sus derechos fundamentales, en particular, los marginados y perseguidos a causa de su fe y de su compromiso evangélico y, en general, con los más desfavorecidos: pobres presos jóvenes marginados…
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